Devocional: «El Misionero…»

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Por Julia Sanchez

Estados Unidos – Al entrar por la iglesia el distinguido misionero «Paquito», como se le llamaba cariñosamente, me miraba, y con su mirada tierna, humilde pero penetrante podía discernir lo que me estaba pasando Yo sabia que él podía entender o leer mi corazón, y me daba palabras de ánimo y fortaleza. Era un hombre dotado de muchos dones.

Al saludarle con el «Dios te bendiga» y mano extendida, al devolverme el saludo, me decía: «estoy orando por ti». Si, no sólo ayudaba a muchos en lejanas tierras, tam- bién a todos los que se le acercaban. Traia a predicadores y cantantes para que fueran invitados a cantar o predicar el evangelic de Jesucristo. Por medio de él, muchos tuvieron la oportunidad de que se les abriera muchas iglesias para ministrar; y algunos, hoy día, son pastores y ministros del canto muy conocidos.

Por varios años ayudé con la Administración, escribiendo cartas para los obreros, ayudando al Secretario-Tesorero de la Sección de Manhattan quien en ese tiempo era el Rev. Harry Ramírez. Asi tuve la oportunidad de organizar los servicios de las reuniones de los pastores durante el liderazgo de quien era el Presbítero durante ese tiempo. Estoy muy agradecida al Señor y a su persona por la oportunidad, porque aprendi mucho y me preparó en el Ministerio.

Estando muy activa y con la orientación y aprobación del Presbitero, hablaba con los pastores y obreros para organizar los ser- vicios de las reuniones. Es por eso que recuerdo que el misionero Paquito se sentaba casi siempre cerca de la entrada de las puertas, y me llamaba cuando yo pasaba por detrás, y me daba palabras de ánimo, y muchas veces, me daba consejos y dirección. Fue un gran mentor de quien aprendi mucho.

Junto a mi esposo fuimos editores de una revista para obreros y pastores, bajo la supervisión del Presbítero, quien era el editor principal de la revista y autor de varios libros. La revista tuvo muy buena acogida y muchos ministros escribian articulos. Hoy dia, varios de ellos son autores de valiosos libros.

A pesar de mis estudios administrativos como Secretaria Ejecutiva, el pastor y misionero Rev. Francisco Feliciano, (Paquito), siempre me daba consejos de cómo mejorar la revista, y muchas veces ayudaba en correcciones. Era Maestro de Gramática de Español del Instituto Biblico de las A/D. Me regaló un diccionario que me trajo de Cuba, lo que me fue un buen recurso para prédicas y conferencias.

Fueran muchas las acciones que observaba de este gran hombre de Dios. Fue uno de mis mejores maestros del Instituto Biblico que con sus experiencias de sus viajes misioneros, marcaron mi vida. Su corazón misionero impactaba a tantas personas, que todavía su labor es recordada y admirada, y ha sido apreciado como un héroe que estaba presente para muchos.

Como misionero, no sabemos a quiénes o cómo vamos a bendecir. Continuemos la labor misionera sin desmayar, porque este trabajo es de valor. Así nos demostró el Misionero Francisco «Paquito» Feliciano, que ahora duerme el sueño de los justos, pero que muchos lo recordamos con gratitud.

«No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia» (Isaias 41:10)

Escrito por la Rev. Judy Espaillat (New York)

Julia Sanchez

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